Nada fluye como el tiempo. Ese reloj que deja caer cada
segundo, cada minuto. A veces pronto, a veces tarde, a veces nada. No sale de
su rutina: primavera, verano… otoño invierno. No escapa de sus temores ni huye
de sus miedos, simplemente marca como metrónomo la velocidad a la que deberían ir
nuestros corazones, pero estos no están dispuestos a recibir órdenes ya que su
labor es enamorar y no obedecer.
No he vuelto a ser el mismo, tampoco dejé de
ser el que era, solo me dejo llevar por la sociedad y su suciedad. Sociedad por
la gente que me rodea. Suciedad por la mierda que nos une.
Te encontré cuando me quise perder
Cerré los ojos a ver si así podía ver
Vi tu vida y la mia , las dos separadas
Como el agua y el aceite
Siempre que se cierran puertas, se deja abierta alguna venta
para ventilar las penas y para no dejar entrar miradas que nos roben el
corazón
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