sábado, 26 de enero de 2013

Pobre aguja del reloj. Nunca atravesará una tentación


Nada fluye como el tiempo. Ese reloj que deja caer cada segundo, cada minuto. A veces pronto, a veces tarde, a veces nada. No sale de su rutina: primavera, verano… otoño invierno. No escapa de sus temores ni huye de sus miedos, simplemente marca como metrónomo la velocidad a la que deberían ir nuestros corazones, pero estos no están dispuestos a recibir órdenes ya que su labor es enamorar y no obedecer.
  No he vuelto a ser el mismo, tampoco dejé de ser el que era, solo me dejo llevar por la sociedad y su suciedad. Sociedad por la gente que me rodea. Suciedad por la mierda que nos une.

Te encontré cuando me quise perder
Cerré los ojos a ver si así podía ver
Vi tu vida y la mia , las dos separadas
Como el agua y el aceite


Siempre que se cierran puertas, se deja abierta alguna venta para  ventilar las penas y para no dejar entrar miradas que nos roben el corazón